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El cine documental en tiempos de guerra: la imagen es una prueba
Guía didáctica El documental / la no ficción 22
Why we fight
Frank Capra, 1942-1945
NO-DO
1942-1972
A lo largo de los años cuarenta, con la incorporación del sonido al cine y el perfeccionamiento del montaje, el documental adquiere un mayor nivel de sofisticación. Es la época del documental de montaje o documental de compilación. Películas construidas con material de archivo que procede de otras fuentes.
Nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial y mientras el cine de ficción gozaba de sus años dorados, el género documental alcanzó una importancia y desempeñó una función social que hasta entonces no había tenido: la imagen era una prueba irrefutable de los horrores que estaban sucediendo en el mundo.
La serie de documentales más famosa sería la dirigida por Frank Capra Why we fight (¿Por qué luchamos?). Su función era la de convencer a los soldados de la justicia de su causa y de la necesidad de que Estados Unidos interviniese en el conflicto. El ciudadano norteamericano no acababa de comprender su implicación en la guerra. Era cine de propaganda. Cada capítulo se construía con fragmentos de noticiarios, documentales y películas de ficción que llegaba de todas partes del mundo. Los mapas y los dibujos animados que aparecían eran desarrollados por los estudios Disney. Apenas tenían que rodar nada nuevo, solamente recoger el material y ordenarlo a su gusto.
¿Cómo transmitían la información al espectador? Fácil: con el cine sonoro ya asentado y a pleno pulmón, estos documentales iban acompañados de una voz en off que narraba las escenas con un lenguaje muy emotivo, sencillo y directo, cargado de frases hechas y preguntas retóricas que apelaban directamente al espectador. En definitiva, era una voz que manipulaba.
Mientras, en España, el mismo año que surgía Why we fight, comenzaba el NO-DO, noticiario semanal del régimen de Franco, que se proyectaba obligatoriamente antes de cada película en cines de todo el país. Terminó en 1976, aunque algunos cines siguieron proyectándolo de forma voluntaria hasta 1981. El NO-DO también era un ejercicio de propaganda del régimen franquista ya que mostraba “su” visión de España y del resto del mundo, con escasas o nulas posibilidades de contraste por parte de los espectadores ya que los medios de comunicación estaban controlados por la censura.
Este tipo de documental de montaje se demostró tan efectivo y didáctico, que es el modelo actual de los formatos televisivos que vemos en muchos canales temáticos de Historia o Ciencia.