Compartimos con vosotros esta entrevista de Cinemanía a Carlos Cañas (alumni y profesor en la Diplomatura de Montaje) acerca de su experiencia en la escuela, primero como alumno y ahora como docente. ¡Dentro artículo!
“¿Qué hace un estudiante de Física cubriendo el Festival de Cannes?”, fue la primera pregunta que le hicieron a Carlos Cañas Carreira en su entrevista para entrar en la ECAM. Después de una hora hablando sobre el festival francés, salió “convencido” de que le iban a coger y, en efecto, a los quince días, le llamaron para informarle de que había sido admitido. Cinco años después, y tras completar la Diplomatura de Montaje, no ha dejado de trabajar, forma parte del Colectivo Espíritu Escalera e imparte clases en la escuela madrileña.
“Venía de un mundo donde nadie se dedicaba al cine”, explica sobre su llegada a la ECAM. Había estudiado Física y su experiencia universitaria le “decepcionó mucho”, ya que acusó la falta de “pasión docente”. El séptimo arte se convirtió en su refugio. “Por de donde venía era más fácil pensar en ser astronauta, pero opté por algo que era imposible, dedicarme al cine”, recuerda.
De ahí a su inmersión en la cobertura de festivales en los que devoraba películas para aprender a hacerlas. El empujón definitivo se lo dio Fernando de Garcillán, productor de títulos como ‘Los amantes del círculo polar’, que le recomendó que apostara por entrar en la escuela ya que “más allá de lo que pudiese aprender, lo importante es que iba a pasar de estar solo a estar rodeado” de gente que quería hacer lo mismo que él: cine.
Su primera intención era estudiar la especialidad de Dirección en la ECAM, pero se acabó decantando por Montaje. Las Diplomaturas la escuela –cuyo periodo de inscripción está abierto–, cuenta con un primer curso común, tras el que los alumnos eligen especialidad entre Sonido, Dirección de Arte, Cine Documental, Producción, Dirección de Fotografía, Guion y las citadas Dirección y Montaje. “A los pocos meses, cuando empezamos a hacer las prácticas de Montaje, hacía movidas muy raras. Como en vez de hacer un tráiler de ‘Midnight in Paris’ de Woody Allen, lo transformé como si fuera un documental de los hermanos Lumière realizado a principios de siglo”, comparte.
Fue su profesora Cristina Laguna la que le planteó que, pese a que sabía que quería hacer Dirección, “por favor”, optara por Montaje. “Ella puso voz a algo que yo ya estaba rumiando inconscientemente. Me gustaba casi tanto montar como dirigir. Y si te gusta algo casi tanto como dirigir, debía formarte en el ‘casi tanto’”, indica sobre el cambio que él experimentó y que es habitual en el funcionamiento de las Diplomaturas: alumnos que en el primer curso descubren su vocación o interés por el trabajo de otros departamentos que quizás, en un primer momento, no se había planteado.
El tiempo le dio la razón una vez concluyó los estudios, cuando experimentó la transición al mercado laboral. Su profesor Alejandro Lázaro le llamó para trabajar en una primera serie como ayudante de montaje, y en seguida entró directamente como montador en la ficción de Netflix ‘La Reina del Sur’. Desde entonces, no ha parado.
Salto inmediato a trabajar como profesor
Apenas le hizo falta una semana tras su graduación para que Fernando Franco, entonces coordinador de la Diplomatura de Montaje, le llamara para que se encargara de una asignatura que iba a dejar de impartir. “Pensó que tenía mucha vocación. En la propia carta de motivación que había que entregar cuando entré en la ECAM hablé de la enseñanza, porque quería saber cómo se enseñaba algo tan subjetivo como el cine”, comenta.
El montador y director de ‘La Herida’ y ‘Morir’ le dijo que si se sentía preparado, le daba la oportunidad de ejercer de profesor. Al curso siguiente ya estaba impartiendo clase de ‘After Effects’. “Lo viré hacia algo más narrativo y menos técnico de lo que habíamos dado. El objetivo es que mis alumnos y alumnas sean mejores montadores. No que sepan más o menos de efectos”, defiende sobre su manera de abordar la docencia.
Al año siguiente, Fernando Franco se insertó en el rodaje de su filme ‘La consagración de la primavera’, lo que motivó que dejara en manos de Carlos Cañas Carreira la que considera la “asignatura más bonita” de la escuela, ‘Diarios de visionado’. “Los alumnos tienen que ver una serie de películas y leer una serie de libros sobre los que después han de escribir una suerte de diario. Hay total libertad formal, pueden hablar de lo que quieran, pero tienen que acostumbrarse a reflexionar sobre el cine de manera explícita”, describe sobre la materia.
La pasión, la herramienta clave
Más allá de todas las herramientas que la escuela pueda proporcionar, Cañas Carreira considera que “al final del día, va a depender del alumno aprovecharlas”. Tomando esta postura como base, defiende igualmente que “cualquier centro de enseñanza tiene que tener la obligación de no solo enseñar bien, sino intentar transmitir pasión”. Algo que tiene muy presente en sus clases.
También cita al filósofo Gilles Deleuze, que decía que “para que una asignatura y un curso estén vivos, tienen que estar dados en presente. Nunca repetía el mismo”. “Estoy de acuerdo con eso”, explica. De ahí a que mezcle el plan de estudios que busque cumplir con los proyectos que esté realizando en ese momento. “La única manera de que una asignatura esté realmente viva es dar el curso siempre en presente y no en un pasado acumulado”, insiste. Este objetivo pasa a su vez por unas clases “muy proactivas” en las que prime dar “mucha voz a los alumnos, obligarles a que piensen y perder el miedo a equivocarse”.
El montador y profesor opina que “los años de formación también son una burbuja de pensamiento que tienes que aprovechar para leer, ver pelis, escribir y pensar todo lo que puedas”. “Después vas a entrar en un frenesí en el que no te va a quedar tiempo”, advierte: “Es importante que en este periodo te acostumbres a ver y pensar, porque después el sistema te va a quitar tiempo y energías para ello”.
Una comunidad de apasionados
Como bien le recomendó el productor que le animó a entrar en la ECAM, Cañas Carreira sostiene que, independientemente de la Diplomatura que se elija, el «gran punto a favor» de la escuela es «la cuestión comunitaria, relacionarte con personas que comparten tu pasión». En su caso, le sirvió para conocer a sus actuales compañeros del Colectivo Espíritu Escalera, pertenecientes a distintos cursos y formaciones del centro. Con él han sacado adelante, entre otros títulos, la película ‘Mitología de barrio’, con la que acaban de ganar el Premio del Público del Festival Documenta Madrid.
Además, el montador celebra la cantidad de iniciativas que desde hace años el centro madrileño ha puesto en marcha para «acompañar mejor el después de la escuela», en departamentos como el de Talento ECAM que ayuda a los alumnos y recién egresados a tejer vínculos con la industria y empresas del sector, mediante prácticas, ofertas de trabajo y talleres. En cuanto a ayudas al desarrollo de cortometrajes, por ejemplo: «Te educa a tener proyectos y combinarlos con tu trabajo». Dinámica que posteriormente marcará su día a día dentro de la industria audiovisual