Bajo la dirección académica de Carlos F. Heredero, nuestro Máster de Crítica Cinematográfica, organizado junto a Caimán Cuadernos de Cine, ofrece una formación integral que atiende tanto el dominio histórico y teórico, como el práctico y el del ejercicio.
En este artículo, nuestro alumnado del Máster de Crítica Cinematográfica nos recomienda películas acerca del punto de vista del crítico. ¡Dentro recomendaciones!
Dos joyas del cine taiwanés adolescente, por Miguel Guindos
‘Rebels of the Neon God’ muestra un Taipei salvaje, sucio, sin rumbo ni posibilidades donde apenas son visibles las estructuras económicas que rigen los deseos de sus jóvenes protagonistas (el hurto, el sexo, la violencia). Esa alienación será el vector que guíe a los tres delincuentes en su viaje por salir de la miseria, liderados por un joven Hsiao Kang coronado como Dios Neón. El Dios de la cara B de Taipei: los asépticos moteles, las recreativas forzadas y las palizas en plena calle. Otra iteración del auge y caída del tótem del capitalismo, y uno de los primeros acercamientos de Ming-liang al angst adolescente y al tiempo muerto como resistencia ante un dolor capitalista ineludible.
‘A Brighter Summer Day’ es un viaje al pasado, al inminente imperialismo cultural estadounidense de los años 50 (sobre los cimientos del colonialismo chino). Es una epopeya moderna que suena a Elvis Presley de contrabando, y se contagia de Bertolucci en su estudio del individuo atrapado en plena transición social y económica, con la aparente venida de nuevas libertades y valores, que en realidad solo son un nuevo capítulo en la historia del colonialismo. Las crisis de la población taiwanesa con la policía aún ligada a la China continental, las peleas por el poder entre bandas callejeras… Turbulencias alrededor del joven Si’r, que verá contaminado su porvenir y su desarrollo emocional por un capitalismo que pronto todo lo llenará de cemento y neón.
Dos miradas muy particulares desde el cine documental, por Sergio Argüeso
‘The Plains’ cuenta la bonita relación de amistad que se establece entre David (el propio director de la película) y Andrew (compañero de trabajo), en los trayectos en coche que realizan diariamente de vuelta a sus casas. Una cámara fija en la parte trasera del coche de Andrew se encargará de fijar esas largas conversaciones e irá dando cuenta de la complicidad entre ambos. Su apuesta por la duración del plano, por su hibridación entre lo documental y la ficción sin esconder las costuras, la convierten en una propuesta de una sensibilidad y honestidad fuera de lo común. Alejada de toda pretensión comercial, la cinta acaba siendo una honda reflexión sobre la generación de vínculos humanos a través de la creación artística y sobre la fuerza del cine como vía de escape de una vida atrapada en la feroz rueda del capitalismo.
‘News from home’ se articula en torno a imágenes de Nueva York sobre las que oímos las cartas que la madre de la directora le manda desde Bélgica. Chantal Akerman -escultora del tiempo, madre de la autoficción y del cine documental autobiográfico como armas políticas- explora aquí los entresijos de la relación a distancia con su madre. Las imágenes sirven como respuesta a las cartas (casi como postales), y el ruido de la ciudad en ocasiones enmudece las palabras. Una película de una belleza enorme, que es al mismo tiempo una punzante reflexión sobre la comunicación, sobre (de nuevo) el arte cinematográfico como manera de acercarse a lo que ya no está; y un ensayo sobre la puesta en forma a través de los movimientos de cámara y la duración del plano.
El cine experimental, por Andrés González Leal
Aleksey German propone en ‘Qué difícil es ser un dios’ una incursión a una distopía que se disfraza de una época aparentemente análoga a la medieval en la Tierra. La cámara se adentra en una sucesión de amalgamas de elementos difícilmente indiscernibles. Los propios personajes y objetos del entorno reaccionan con la cámara, que traza largos planos secuencia en los que muestra una realidad salvaje y escatológica. Detrás de todo este maremágnum hay realmente una reflexión que, como suele ser en el caso de las distopías, utiliza una sociedad en apariencia lejana para tratar las grandes problemáticas del presente. Qué difícil es ser un dios es una ambiciosa epopeya que se vale de la grandilocuencia para plantear una reflexión (con gran vigencia en la actualidad) sobre los límites entre progreso e involución o civilización y barbarie.
En un planteamiento casi antitético respecto a la propuesta anterior nace esta cinta de la recientemente fallecida Narcisa Hirsch, la cual llegó a rodar hasta tres veces. En ‘Seguro que Bach cerraba su puerta cuando quería trabajar’ graba a sus amigas en súper 8 sin sonido, para posteriormente enfrentarlas a su propia imagen, capturando únicamente el audio esta vez. Suceden muchas cosas al ver esta película. La propia Narcisa decía que el cine experimental era en ocasiones considerado enigmático ya que su lenguaje requiere de una participación abierta, casi ingenua del espectador que teme que las imágenes se vuelvan en su contra. Así, la cineasta propone un diálogo directo entre directora-sujeto observado-sujeto observador que transciende la pantalla y crea una experiencia profundamente inmersiva.
La tensión de los cuerpos, por Nacho Álvarez
La filmografía de Terence Davies responde a una serie de temáticas que remiten a su propia vida: la homosexualidad incipiente reprimida por la figura paterna, la relación de protección con la madre, el cine como refugio, la losa del cristianismo y la hostilidad educativa de la Inglaterra de posguerra. En ‘El largo día acaba’ elige situar como protagonista a Bud, un niño que habita el Liverpool natal de Davies y que se sitúa como alter-ego claro del director. Los recuerdos de la infancia del realizador se desencadenan a partir de sonidos (la radio, la voz de su madre cantando, las de sus hermanas discutiendo o los diálogos de películas), y se funden entre sí a través de constantes encadenados que conectan los espacios recurrentes del cine de Davies: la casa familiar, el cine, el colegio y la iglesia. Una película para comprender el cine como motor de crecimiento personal, como umbral que traspasar hacia un terreno de libertad y la voluntad de un director de volver a reflexionar sobre su pasado y el de su país a través del cine.
Monte y su hija recién nacida se dirigen hacia un fatídico destino, ya que son los últimos supervivientes de una nave que viaja hacia los confines del Sistema Solar. La habitual sutileza de Claire Denis para filmar los cuerpos en tensión y los caminos del deseo se materializa aquí en una compleja obra que cuestiona la ciencia ficción contemporánea. Una película que puede leerse, como el resto de los trabajos de Denis, a partir de las ambigüedades personales a la hora de forjar una identidad propia derivadas de los problemas del colonialismo. También nos pregunta por la legitimidad de la exploración espacial, los límites de la conquista y el sacrificio de cuerpos en pos del futuro, concretamente en la década de la privatización masiva de la industria aeroespacial global. ‘High life‘ puede pensarse desde la relectura de toda la filmografía de una directora que se sigue cuestionando una y otra vez las implicaciones de las dinámicas raciales entre individuos, esta vez fuera de las fronteras terrestres.