Compartimos con vosotros este reportaje de Cine con Ñ acerca de la restauración y preservación fílmica. ¡Dentro artículo!
El audiovisual está a punto de dejar de ser el ‘patito feo’ del patrimonio histórico en España. La nueva Ley del Cine, aún por aprobar, equiparará la protección de una película a la de un libro o un cuadro —vía modificación de la Ley de Patrimonio— y declarará a Filmoteca Española, en su labor de preservar el cine estatal, como Bien de Interés Cultural (BIC). Será el primer paraguas legal que reconoce a escala nacional la especificidad e importancia de la memoria fílmica, un legado cultural que, según la UNESCO, está en peligro y sobre el que es urgente actuar.
Tragedias como la de la reciente quema de la Cineteca de São Paulo, donde se perdieron más de 2.000 copias de películas en el mayor archivo cinematográfico de América del Sur, han recordado al mundo la fragilidad del patrimonio cinematográfico en soporte fílmico. Y a los retos de conservación de las películas antiguas se suman los de las nuevas. Digitalizar y garantizar la supervivencia del cine ya digital implica «una gran incertidumbre», que es «muy compleja» y «muy costosa», alertan desde hace años las filmotecas.
«Las películas producidas, ya sea en soporte fílmico o digital, precisan de una conservación adecuada y de planes de preservación para los miles de materiales que están en peligro», explica Javier Mosqueda, profesor del Máster en Restauración y Preservación Fílmica de la ECAM. Según el profesor, «existe una idea generalizada de que lo que ya está en Internet, quizás por el hecho de poder acceder a ello de forma inmediata y continua, no precisa de más cuidado, pero en realidad son millones los materiales fílmicos que no tienen garantizada su propia supervivencia física».
La Escuela madrileña ha lanzado esta formación especializada que cubre la necesidad de profesionales que estén a la altura de todos los desafíos a los que se enfrenta hoy el patrimonio cinematográfico, que se ha vuelto a poner en valor últimamente con el anuncio de la creación de un futuro Museo del Cine en España. «Se trata tanto de dar respuesta a la implementación e integración de las herramientas digitales en el campo de la restauración, como en el conocimiento necesario de todo lo relacionado con los soportes cinematográficos y audiovisuales tradicionales», comenta Mosqueda sobre las bases que guiarán el Máster.
La investigación, la base de la preservación fílmica
Los expertos subrayan que la base de cualquier proceso de restauración y conservación tiene que haber un conocimiento de qué se tiene entre manos: «La investigación fílmica es el pilar fundamental de cualquier proceso serio de preservación y restauración. Sin un estudio riguroso del contexto histórico, técnico y estético de una obra, cualquier intervención corre el riesgo de ser arbitraria o, peor aún, de alterar la autenticidad del material», explica Carlos Paz, investigador especializado en el trabajo de archivos y fuentes primarias y en el uso de materiales fílmicos como fuente de investigación. Para Paz, es importante entender que «la restauración no es solo un trabajo técnico, sino también una disciplina que requiere decisiones fundamentadas».
Las películas contienen mucha más información de lo que parece a simple vista. Ya no es lo que cuenten ni cómo lo cuentan, de su mayor o menor valor artístico; cada película revela algo sobre las técnicas de producción con las que se hizo, la evolución de un lenguaje determinado o las condiciones sociopolíticas en las que se creó. «Los archivos fílmicos suelen contener versiones alternativas, censuradas o inéditas que revelan aspectos desconocidos de una obra o de su proceso de producción», comenta Paz, que advierte que «si solo nos basamos en ediciones modernas o en copias deterioradas, podemos construir interpretaciones erróneas o incompletas de la historia del cine».
Paz, también profesor del Máster en Restauración y Preservación Fílmica de la ECAM, asegura que hacen falta «una combinación de habilidades técnicas, metodológicas y teóricas» para llegar a ser un restaurador, docente, consultor o investigador fílmico. Una figura que, cree Paz, es «más crucial que nunca» «en un mundo donde el acceso al cine está dominado por plataformas digitales y ediciones restauradas». La restauración implica mirar al futuro pensando en el pasado: «No se trata solo de recuperar imágenes, sino de garantizar que las películas lleguen al futuro con su identidad original intacta», reflexiona el profesor.
El digital, el nuevo desafío para la conservación y la restauración
Ese futuro de la preservación del cine está atado al byte. La digitalización y la conservación de los archivos a lo largo del tiempo es una de las grandes preocupaciones para filmotecas y restauradores de todo el planeta. Por un lado, está la ingente labor de transferir las grabaciones audiovisuales físicas a lo digital, que, según la propia UNESCO, se tiene que hacer con urgencia «para evitar su pérdida». Por otro, el desafío de cómo conseguir que todos esos archivos perduren y sean accesibles en el futuro: «La supervivencia de toda esta información, ahora albergada esencialmente en discos duros, requiere necesidades concretas en relación a su equivalente en los formatos tradicionales. Se trata de un volumen ingente de datos», explica Javier Mosqueda sobre la preservación del cine en el panorama actual.
Esto ha creado unas «nuevas demandas en preservación», asegura Mosqueda, que se «unen a las ya tradicionales que se llevan realizando desde hace décadas en filmotecas y archivos globales». Instituciones y empresas buscan ahora la fórmula de garantizar la supervivencia del cine digital. Algunos, por ejemplo, apuestan por transferir todas las películas a soportes físicos como el poliéster, en un paso de lo digital a lo analógico que se asegura que sería «indestructible».
En cuanto al proceso concreto de la restauración digital y las nuevas técnicas de trabajo, Tiago Antunes, restaurador digital en la firma de restauración portuguesa Cineric, asegura que «la restauración digital tiene el mismo objetivo que la restauración tradicional: obtener una copia de proyección de una película lo más parecida posible al original. Se diferencia de la restauración tradicional en el método utilizado». Antunes, que trabaja principalmente con el software Diamant, explica que son trabajos complementarios: «Se sigue utilizando parte de la restauración tradicional, antes de mejorarla con la restauración digital».
El trabajo de un restaurador en digital, detalla Antunes, sigue implicando trabajar con las técnicas que se llevan utilizando décadas… pero con algunos cambios: «Primero se seleccionan las mejores fuentes, se lava la película, se fija el pegamento, se limpian las marcas a mano… pero en lugar de hacer una nueva copia en película, se escanea la fuente previamente preparada y, en el ordenador, se limpian la suciedad y los arañazos, se corrigen la inestabilidad y las deformaciones y se atenúan los parpadeos y las fugas de color. Por último, se realiza una corrección de color lo más parecida posible a las copias de época, las fotografías de escenario o según las directrices de directores de fotografía, realizadores o conservadores».
Con los avances técnicos en constante evolución y el campo abierto sobre cómo la inteligencia artificial pueda utilizarse en beneficio del trabajo de restauración, la formación específica que ofrecen másters como el de Restauración y Preservación Fílmica de la ECAM, que combina la adquisición de conocimientos teóricos y el estudio y diseño de casos prácticos, se vuelve clave. Según Antunes, que también imparte clases en el proceso formativo, es importante desarrollar «una sensibilidad específica hacia la restauración, motivada por la ética relacionada con el trabajo a realizar y el deseo de que el resultado final sea el mejor posible sin ir más allá ni comprometer lo previsto». El objetivo: seguir cuidando y garantizando el futuro de uno de los mayores patrimonios culturales que tenemos.