Octubre, coincidiendo con Halloween, siempre es el mes en el que más películas de terror se estrenan. Por ello para este #RecomiendaAlaECAM, hemos pedido a Carlos Molinero, profesor ECAM de Guion y todo un experto en este género, que nos recomiende películas para ver durante la noche de brujas.
Carlos Molinero estudió Matemáticas, pero nunca ejerció. Hizo Ouija, pero nunca conectó. Estudió en el Conservatorio, pero fue expulsado. Estudió guión en la primera promoción de la ECAM. Dirigió la película «Salvajes» y, junto a Lola Salvador, el documental «La niebla en las palmeras». Ha escrito guiones, siempre en compañía de otros («Salvajes», «Cosas que hacen que la vida valga la pena», «Cuéntame cómo pasó…», «El Comisario» o «Alatriste», entre otras), teatro, siempre solo, («Verónica», «Cuentos para futuros moribundos», «Las voces de los muertos» y «1,2,3, muera otra vez») y la novela Verano de Miedo (Premio Minotauro 2014). Ha impartido talleres extraños como «Laboratorio de Terror teatral» (NTF. 2018), «Invoca un guión en 6 semanas (sin perder demasiado la cordura)» (DAMA, 2015), «Tu mitad oscura: escribe el guión que nunca te atreverías a firmar» (DAMA, 2018). Para esta ocasión, Carlos ha elaborado un listado de 13 películas sobre vampiras para el 31 de octubre:
Las hordas zombies han vencido. Y ni siquiera han sido las proletarias de Romero. Los vampiros se extinguen o peor, son fotorescentes, guapos y confortables como un futón de IKEA. Los vampiros mueren por segunda vez, pero es que los vampiros siempre han sido frágiles. Las vampiras son las que han permanecido. Aprovechando el día de los muertos invoquemos a las mejores no muertas de la historia del cine ¡Muérdeme a mí, muérdeme a mí!
Sangre Fresca (1992)
Los 80 festivos los fundó Landis. Él era la subversión, Spielberg la integración. Sangre Fresca es su crepúsculo. Su equivocación. Mafiosos, humor negro, amor extraño, una vampira francesa. Solo por la escena final mientras amanece en Nueva York merece la pena. «Desayuno con diamantes» teñido de rojo.
Blood, el último vampiro (2000)
Saya, la última vampiresa se enfrenta a los vampiros monstruosos con una catana que riega con su sangre y un vestido de colegiala. Vamos, Japón en estado puro. Monstruos, explosiones, fuego y un catálogo casi infinito de formas en las que cortar y trinchar bichos malignos. El universo generado se pierde en mangas, series y tres novelas dos de ellas escritas por Mamoru Oshii. Que bien habría estado que la adaptación a imagen real la hubiera dirigido él.
Somos la noche (2012)
El director de «La Ola» se divierte. Empieza la película con una masacre en un avión y de ahí hacia arriba. Vampiras letales, despiadadas y germanas. Actrices de cine expresionista eternas. Drogas. Persecuciones. Matanza y disquisiciones existenciales a ritmo de techno alemán. «Ningún hombre vivo o muerto me va a decir lo que tengo que hacer». El MeToo sanguinario.
La reina de los condenados (2002)
La primera película maldita del siglo XXI. Aaliyah, la reina vampiro, murió en un accidente de avión antes del estreno. Chester Bennington y Wayne Static años después por causas poco naturales. Mejor que la adaptación canónica de Neil Jordan. Mucho mejor que los libros de los que nace. La salida del armario de Lestat y su flirteo con la heterosexualidad de mano de Akasha a ritmo de nu Metal gotificado fue totalmente incomprendida. Una diosa vampira de pocas palabras y mucho fuego. Una humana que se enamora asesinando y cambia de acera, no sexual, sino sobrenatural. Y un vídeo expresionista y otro colorista dignos de los años noventa de la MTV justo antes de su mutación a Jersey Shore. Una conversión más traumática que la de Anne Rice.
Noche de Miedo 2 (1988)
Aún mejor que la primera que ya es decir. Humor y amor por el cine de terror. Una vampira performer en busca de venganza. Un hombre lobo rijoso. Un compañero vampiro andrógino y patinador. Sí, un vampiro en patines de ruedas. Al final el protagonista elige a su vecina. Los hay que no entienden nada.
Las vampiras (de Jesús Franco) (1971)
«Vampyros Lesbos». Una de las películas más mutiladas por la censura franquista. Sangre, sexo, psicodelia. Una vampira que besa su reflejo. Y más sexo. Una atmósfera insana. Zooms que resucitan a un muerto y matan a un vivo. Ambientes asépticos y antigóticos. Soledad Miranda. Sangre. Y más sexo. Si no tenéis bastante con estás vampiras probad Las hijas de Drácula (1974) de Larraz, que tampoco se anda con tonterías.
Byzantium (2014)
La mejor película de vampiros de Neil Jordan. Solo hay algo peor que ser una adolescente eterna y es que tu madre esté a tu lado eternamente poniéndote la cabeza como un bombo. Amor incestuoso y vampírico. Amor adolescente mortífero. Un hotel con habitaciones más vacías que las del Overlook. Y el peor infierno posible: estudiar piano durante toda la eternidad.
La máscara del Demonio (1960)
Mario Bava nunca será lo bastante reconocido. Blanco y negro espeso. Una bruja vampira con deseos de sexo y venganza. Pasillos, criptas, iglesias derruidas. El género gótico llevado a una dimensión operística. El rostro de Bárbara Steele con las cicatrices de la máscara sigue siendo uno de los más fascinantes y, si tienes la mínima dosis de morbo, de los más hermosos del cine de terror.
Vampyr (1932)
El reverso tenebroso de Ordet. El milagro es la muerte y el rostro tranquilo que deja. La cabeza de Regan dando vuelta como una peonza es un chiste al lado de la mirada de la vampira hambrienta de Dreyer. Enterramientos subjetivos, viento que trae pesadillas, nubes que son la perdición, árboles cuya sombra es un presagio de muerte. Vampirismo sin estilizar lleno de desolación. De casta le viene a Lars.
La novia ensangrentada (1972)
La modernidad de la Escuela de Barcelona, pero con argumento terrorífico. La mejor adaptación de Carmilla de Sheridan Le Fanu. Erótica, hipnótica, y muy sangrienta. Hombres violentos acosados por una devoradora eterna difícil de matar y más difícil de resistir sus encantos. Asesinatos despiadados. La mano en la playa que surge de la arena sigue siendo una de las imágenes más inquietantes del cine. Y lo que viene después lo mejora.
El ansia (1983)
–Hola, somos Catherine Deneuve y David Bowie y venimos a matarle para bebernos su sangre. Eso sí sin dolor, ni sufrimiento. Todo con mucho gusto y sofisticación. Con túles, palomas, piano de cola, música de Bauhaus, humo, ventiladores, gafas de sol redondas, mármol, flashazos y cámaras lentas. Vamos, como de Tony Scott.
–Por mí bien, pero con la primera frase había bastado.
Lemora (1973)
Si Edgar Allan Poe hubiera vivido cien años Lemora habría sido un personaje suyo. Una huérfana de voz angelical que madura gracias a una madrastra vampírica. Cuento infantil y por lo tanto sangriento y cruel. Narrativamente errático y extraño, como las mejores pesadillas. La mezcla perfecta de «El carnaval de las sombras», «El misterio de Salem Lot´s» y Kenneth Anger.
Los viajeros de la noche (1987)
Las mejores combustiones por fotodegradación jamás filmadas. Dirigida por Kathryn Bigelow y escrita por el homicida y suicida fracasado Eric Red. Una matanza estremecedora. Tiroteos espectaculares donde no matan las balas, sino los rayos de sol. Una vampira atormentada, enamorada y peligrosa. Ni su final imposible puede minar el resto de la película. «¿Ves esa estrella? La luz que está saliendo ahora tardará mil millones de años en alcanzar la Tierra. Nunca has conocido una chica como yo… porque yo seguiré aquí cuando esa luz llegue». Dicho queda.